martes, 2 de septiembre de 2014


APORTACIONES DEL MODELO 70-20-10 AL CONTEXTO ESCOLAR


La importancia de una formación adecuada y efectiva en el mundo empresarial ha dado origen a diversas investigaciones que intentan descubrir el modelo más adecuado para formar a sus empleados. Una de la más interesantes es la resultante de las observaciones efectuadas por Morgan McCall y dos de sus colegas, Michael M. Lombardo and Robert W. Eichinger, quienes en 1996 publicaron los datos recogidos en el libro The Career Architect Development Planner.

En dicho estudio se establece que los directores con éxito aprendieron de la siguiente manera:

-        El 70% se obtiene de la propia experiencia, es decir, trabajando. De hecho, el profesor Allen Tough, en los años 1960 y 1970, ya estableció que el 70% del aprendizaje se obtiene de manera autodirigida y en el lugar de trabajo.

-        El 20% se obtiene de las personas con las que se relaciona en el lugar de trabajo, especialmente el jefe.

-        El 10% restante es lo que se obtiene de cursos específicos y lecturas. Lo que llamamos la educación formal.

"El desarrollo del aprendizaje generalmente comienza con una comprensión de una necesidad actual o futura y la motivación para hacer algo al respecto.  Esta puede venir de retroalimentación, un error, de observar las reacciones de otras personas, en su defecto o no estar a una tarea - en otras palabras, de la experiencia.  Los porcentajes son que el aprendizaje se desarrollará aproximadamente en un 70% a partir de experiencias en el puesto de trabajo, trabajando en tareas y problemas;  alrededor del 20% de la retroalimentación y trabajar en torno a buenos y malos ejemplos de esa necesidad, y el 10% de los cursos y de la lectura ". Lombardo y Eichinger (1996)

Estos resultados han colocado al 70-20-10 como modelo de referencia para la formación en instituciones y empresas y enfatiza la importancia del aprendizaje social, algo que ya predecía A. Bandura  en su Teoría del aprendizaje social (1977).

Para verlo más claro en el mundo educativo podemos clasificar esos porcentajes según el estilo de aprendizaje:

10% Aprendizaje formal (Libros de texto y escuchar al profesor)

20% Aprendizaje Social (interacción con amigos, familia…)

70% Practicando la tarea.

Es decir, que si trasladamos de una forma explícita este modelo al aula, encontraríamos que nuestros alumnos obtienen la mayor parte de su aprendizaje practicando las tareas que les encomendamos o realizan por su cuenta. El 20% es lo que obtendrían relacionándose con entorno (sus compañeros y familia) y un pequeño 10% lo que obtendrían de las lecturas de los libros de texto o directamente de su profesor. Esto tiene que forzosamente dar que pensar a los docentes. Evidentemente, en el aula ocurren interacciones con el profesor y compañeros que dan lugar a aprendizajes no necesariamente de contenidos sino también de valores y actitudes. Esto raramente ocurre en un puesto de trabajo.

De cualquier manera, si estamos en lo cierto, la mayor parte del aprendizaje se obtiene haciendo. Esto, que a la postre parece bastante obvio, sigue siendo olvidado por la mayor parte de los docentes en sus aulas. Sin embargo, las implicaciones de este modelo en la educación escolar pueden ser mucho más importantes. Las personas aprenden cuando practican y se enfrentan a problemas en los que deben encontrar soluciones. Soluciones que en muchos casos implican trabajo en equipo.

Además, como comenta Jennings,  este punto está corroborado por la neurociencia y la curva del olvido (Ebbinghaus,  1885) que refleja que olvidamos el 50% de lo aprendido en la hora siguiente a no ser que tengamos la oportunidad de ponerlo en práctica dentro de esa hora.

Ante estas evidencias deberíamos repensar nuestros estilos de docencia y dotar a los alumnos de un papel mucho más activo en el aula. Sin embargo, los actuales currículums impuestos por la administración educativa, siguen empeñados en que los alumnos aprendan y memoricen una enorme cantidad de contenidos teóricos, que por otro lado olvidarán en poco tiempo, y relegan a un segundo plano las renombradas competencias que nuestros alumnos deberían obtener al acabar la educación obligatoria o universitaria.

Esta recurrente incoherencia entre el mundo laboral y la educación formal (incluyendo la universidad) hace que las empresas deban recurrir a modelos como el que reflejamos aquí para dotar a sus trabajadores de la formación adecuada con el menor coste y en el menor tiempo posible.

Según Jennings (2011), implementar este tipo de modelo “requiere que las personas piensen sobre los instrumentos, la práctica y las técnicas que se van a adoptar en lugar de simplemente distribuir información y realizar cursos formales y estructurados”. Pero además, las personas encargadas de gestionar esta implementación deben ayudar a que se den las condiciones adecuadas favoreciendo nuevas experiencias, la oportunidad de practicar lo aprendido, exponer a los alumnos a nuevos roles, intercambio de tareas, etc.

En este punto las tecnologías de la información y la comunicación pueden jugar un papel fundamental. Hacer uso de tecnologías educativas que favorezcan la colaboración, el descubrimiento, la práctica y la gestión adecuada de la información debe ocupar un lugar muy destacado  en la práctica educativa.

De acuerdo con Jennings, si este modelo tiene un gran porcentaje de aprendizaje informal el que lo gestiona puede preguntarse cómo se dirige este aprendizaje. Pues, parece que la pregunta no es correcta ya que este modelo no hay que dirigirlo sino que hay que facilitar las condiciones, apoyarlo con recursos y ayudar a que ocurra. Traducido al ambiente escolar, el rol del profesor pasa a ser el de un facilitador del aprendizaje, que logra poner en el aula las condiciones adecuadas para que el alumno aprenda desde la práctica.

Implementar modelos similares en las escuelas y universidades pasa por cambiar el paradigma actual a uno más relacionado con el mundo real en el que están inmersos nuestros alumnos. Utilizar las tecnologías a nuestro alcance y dotar a nuestros alumnos de la capacidad de gestionar su propio aprendizaje.

Referencias:

Lombardo, Michael M; Eichinger, Robert W (1996). The Career Architect Development Planner. Lominger Limited.

Tough, Allen. (1971) The Adult's Learning Projects: A fresh approach to theory and practice in adult learning (Research in education series) Ontario Institute for Studies in Education

Jennings, Charles (2013) 70:20:10 Framework Explained: Creating High Performance Cultures. 70:20:10 Forum Pty, Limited

Bandura, A. (1977). Social Learning Theory, Englewood Cliffs, NJ: Prentice Hall.

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